La sopa de piedra
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Anónimo: cuento tradicional del
folclore portugués.
Un monje estaba pidiendo
por una región en la que las gentes tenían fama de ser muy tacañas. Llegó a
casa de unos campesinos, pero allí no le quisieron dar nada. Así que cómo era
la hora de comer y el monje estaba bastante hambriento dijo:
-Pues me voy a
hacer una sopa de piedra riquísima.
Ni corto ni
perezoso cogió una piedra del suelo, la limpió y la miró muy bien para
comprobar que era la adecuada, la piedra correcta para hacer una sopa. Los
campesinos comenzaron a reírse del monje. Decían que estaba loco, ¿que se le
pasaba por la cabeza?
Sin embargo, el monje seguía su labor. Y les
preguntaba a los campesinos -
- ¡Cómo! ¿No me
digan que no han comido nunca una sopa de piedra? ¡Pero si es un plato
exquisito!
- ¡Eso habría
que verlo, viejo loco! –dijeron los campesinos.
Precisamente
esto último es lo que esperaba oír el astuto monje. Enseguida lavó la piedra
con mucho cuidado en la fuente que había delante de la casa y dijo:
- ¡Claro, haría
la sopa, pero no tengo caldero! ¿Alguien me podría prestar un caldero? Así
podré demostrarles que la sopa de piedra es una comida exquisita.
Los campesinos
se reían del fraile, pero le dieron el puchero para ver hasta dónde llegaba su extravagancia.
El monje llenó el caldero de agua y comentó en alto a sí mismo
- Claro, que
aquí es difícil que la lumbre no se apague, ¡con el aire que hace! Y preguntó:
- ¿Les
importaría dejarme entrar en su casa para poner la olla al fuego?
Los campesinos
lo invitaron a entrar y le enseñaron dónde estaba la cocina. Puso el puchero en
el fuego, la piedra con el agua, y removía, y probaba. Y decía –
- ¡Ay, qué
lástima! –dijo el fraile-. Si tuviera un poco de sal la sopa estaría todavía
más rica. ¡Está sosa!
Y los
campesinos, aunque divertidos con todo aquello, querían ver donde iba a llegar.
- ¡Ay, qué lástima! –dijo el fraile-. Si
tuviera un poco de chorizo la sopa estaría todavía más rica.
Y uno de los
campesinos le trae la mitad de un chorizo que tenía en su casa.
- ¡Ay, qué
lástima! –dijo el fraile-. Si tuviera un poco de carne de vaca la sopa estaría
todavía más rica.
La madre de la
familia le dio un trozo de carne a pesar de la mirada de toda su familia. El
viejo la echó en la olla y removió el agua con la carne, el chorizo y la
piedra. Al cabo de un ratito probó el caldo:
- ¡Ay, qué lástima!
–dijo el fraile-. Si tuviéramos un poco de berza los ángeles se chuparían los
dedos con esta sopa.
Un campesino,
burlándose del monje, le dijo que esperase un momento, que enseguidita le traía
un repollo de la huerta y que para que los ángeles no protestaran por una sopa
de piedra tan sosa le traería también una patata y un poco de apio.
-Desde luego que
eso mejoraría mi sopa muchísimo -le contestó el monje.
Después de que
el campesino le trajera las verduras, el viejo las lavó, troceó y echó dentro
del caldero en el que el agua hervía ya hace un rato.
Lo echó dentro
de la olla y dejó hervir durante un ratito, al cabo del cual sacó de su bolsa
un pedacillo de pan que le quedaba del desayuno, se sentó en la mesa de la
cocina y se puso a comer la sopa. Los campesinos lo miraban, y el fraile comía
la carne y las verduras, rebañaba, mojaba su pan en el caldo y al final se lo
bebía. Y no iba a dejar en la olla ni gota de sopa.
Pero, como todos habían
traído sus cositas, todos se tomaron una taza y se chuparon los dedos de lo
rica que estaba. Al final solo quedó la piedra. Cuando todos habían terminado de
comer, el fraile cogió el pedrusco, lo limpió con agua, lo secó con un paño de
la cocina y se lo guardó en la bolsa.
-Hermano, -le
dijo la campesina- ¿para qué te guardas la piedra?
-Pues por si
tengo que volver a usarla otro día que tenga hambre. ¡Dios los guarde, amigos!
* * *
Justificación -
Siempre me ha
encantado este cuento, desde niña. Nací y crecí en Portugal, en un pueblo
pequeño y este tipo de tradición oral era una constante. Principalmente en
épocas de navidades, en casa de mi abuela, donde la televisión estaba
prohibida, y nos sentábamos a la hoguera, asando chorizos, cociendo pan que
comíamos caliente con mantequilla escurriendo. Este cuento cambiaba un poco a
cada año. Éramos los primos los encargados de contárselo a los pequeños, por lo
que cada uno añadía o restaba lo que le apetecía realmente.
Es una historia
en la que se juega con sentimientos de avaricia, egoísmo, generosidad y sentido
común. Principalmente comparte con el oyente el duelo mantenido entre la
perspicacia de una frade y los prejuicios de una población hacia la respuesta
cooperativa a una situación de necesidad individual.
Os comento que
no he quitado nada del texto, al revés - he añadido, ya que en mi historia, el frade
envolvía a muchas más personas en su enredo.
Creo que a los
niños les va a quedar claro la moraleja de la historia, la construcción lingüística
utilizada es la misma, variando los ingredientes demandados, lo que permite que
el niño siga la historia con alguna facilidad y pueda de una forma autónoma,
sacar conclusiones al final. Es una historia fácil de recordar, aunque se
cambie el orden de los ingredientes o se cambie uno otro – eso no es lo
importante. La moraleja se va construyendo a lo largo de la historia, y se puede añadir o quitar mediante
el interés despertado y el público seleccionado.
Es un cuento que no me importa en absoluto de contárselo a mis alumnos, ya que no creo que les cause miedos o sustos. Se puede jugar con alimentos que les guste más a los niños, para llamarles la atención de una forma más eficiente.
¡Hola de nuevo Claudia! Encantada de saludarte otra vez. :)
ResponderEliminarPrimero de todo me gustaría comentarte que al entrar en tu blog me ha causado un poco de lío el haber puesto cada texto folclórico en tres entradas distintas. Me parece una buena idea que incluyas las 3 en la misma entrada y así al comentar, podremos referirnos a los tres textos. ¿Qué te parece?
Por otro lado, me ha gustado mucho que especificaras la procedencia de los textos ya que en el folclore es un aspecto importante. En concreto, el tercer texto folclórico tiene una conexión contigo algo más personal y ¡me encanta!
Te recomiendo que hagas más énfasis sobre la importancia del folclore en el aula y de qué manera lo trabajarías con los alumnos. Si quieres, puedes mirarte la guía ya que Irune nos facilita unos puntos que son de ayuda.
Has explicado muy bien los textos, detalladamente y con cariño, pero igual ha faltado que especificaras más sobre la simbología de los personajes y la justificación de la edad que recomiendas estos textos.
Para acabar, creo importante citar la bibliografía a partir de la normativa APA y que la incluyas en la entrada, en cuanto hables de los textos folclóricos.
¡Gracias por facilitarnos tres bonitos e interesantes textos folclóricos!
Espero haberte ayudado, un abrazo compañera.
Si quieres, sabes que estaré encantada de que pases por mi blog y me digas qué te parece; https://trotacuentosblog.wordpress.com/
¡Hasta la próxima! :)
Hola Claudia! me ha encantado que eligieras un cuento de tu Portugal natal. Has puesto mucho corazón en él y se nota.Además así conocemos otros cuentos distintos a los que solemos conocer aquí en España (estás compartiendo y transmitiendo cultura folclórica Portuguesa y debes estar muy orgullosa). Es cierto que no me queda claro la edad a la que va dirigida y el porqué, si quieres lo puedes modificar y dejarlo un poquito más argumentado. Otra cosa que te quería comentar, por si quieres reflexionar sobre ello, es el tema de la moraleja del cuento. El cuento no tiene moraleja escrita al final del mismo y cuando lo leemos los adultos está claro que sacamos la enseñanza o moraleja rápidamente pero lo interesante de contarles este cuento no es que lleguen a la moraleja (aunque alguno lo pueda hacer). Lo importante es que lo disfruten y se fijen en los personajes, en lo que les sucede, que les surjan preguntas, ideas que quizá no tengan nada que ver con lo que nosotros pensamos de cada parte del relato.
EliminarPiénsalo y me dices si estás de acuerdo o no compi.
Mil besos
Mar.
¡Hola Marta! Tienes razón - he puesto cada texto folclórico en tres entradas distintas. No lo tenía demasiado claro como hacerlo, y me pareció que sería más fácil comentarselo así. Efectivamente no lo és, por lo que creo que voy a seguir tu sugerencia y colocar todo en uno solo - a ver si me deja, ya que es un poco lío, todo este mundillo de los blogs.
EliminarEn relación a tu recomendación en enfatizar la importancia del folclore en el aula y de qué manera lo trabajarías con los alumnos, me cuesta un poco, pero te prometo que lo voy a intentar. No es un tipo de literatura que yo suela usar con niños de Educación Infantil, ya que no me resulta muy atractiva. Tal como he referido a Mar, en un otro comentário, intentaré hacer con que esa situación cambie.
Coincido contigo relativamente a la necesidad de una mayor especificidad sobre la simbología de los personajes y la justificación de la edad a quien se contarán estos cuentos. Sería los 5 años - 3º curso de Educación Infantil, ya que todos estes textos tienen una simbología añadida que no me parece que niños de 3 o 4 años puedan abarcar su significado. Pero, le has dado en lleno - no lo he referido y tampoco lo he justificado.
Intentaré editar la bibliografía, para estar de acuerdo con las normas APA. ¡Gracias por recordarmelo!
¡Me has ayudado! Muchas gracias. Intentaré editarlo y hacer las respectivas mejoras. No estoy segura que pueda colocar todos los tres en uno en este momento, pero por intentar...
Gracias.
Cuando tenga oportunidad, seguramente miraré el tuyo. Seguramente este fin de semana, ya que hasta ahora no he tenido vida... Un abrazo,
Claudia
Excelentes comentarios, Martha y Mar.
EliminarEstoy de acuerdo, Mar. Intentaré darle más estructura y finalidad. Gracias. Estás absolutamente correcta en todo lo que comentas.Besos....
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